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Mostrando entradas de septiembre, 2014


El Indicador para Turistas de 1930

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He aquí un folleto turístico cuando todavía no recibían ese nombre. Allá por 1930 ya se habían publicado dos guías de turismo muy serias: la del Museo Municipal de Arte de 1923, y la Guía Larrañaga de 1929. Además habían visto la luz un buen número de opúsculos con mayor o menor enjundia y fortuna en el por entonces ignoto arte de orientar e ilustrar a los muy escasos turistas que se dejaban caer por la impertérrita ciudad de Cuenca. Éste que nos ocupa hoy es obra menor, no  hay duda, pero pintoresca. El pequeño plano que adjunta, además de ser de los muy primeros planos turísticos de Cuenca, es una colección de singularidades. Todavía se dibujan las dos manzanas de casas en el barrio del Alcázar (aunque ya estaban arruinadas) y la larga fila de viviendas entre Zapaterías y Alfonso VIII, que no le iba a la zaga. Una calle de Colón con los cerrillos de los Moralejos a sus espaldas. Unos barrios de San Antón y Tiradores apenas esbozados, a la espera de recibir el éxodo rural de


La Ermita de la Virgen del Pilar de Altarejos

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Después de Tejeda la Vieja y de la Cueva Santa de Mira, que ya abordamos hace unos días, ésta es la tercera y última entrega del ciclo de santuarios rupestres marianos en la Serranía de Cuenca. Con diferencias obvias entre los tres: en Tejeda, la Virgen fue sacada de su cueva y llevada al Convento Viejo (y hoy al Nuevo, en Garaballa). En la Cueva Santa el culto continuó siendo completamente cavernario. Altarejos supone el punto intermedio: la vieja cueva fue ampliada y  convertida en una peculiar iglesia barroca, soterrada y vaciada en la roca arenisca, absolutamente capadocia. El espacio que faltaba después de ahuecar la peña fue añadido con un cuerpo de obra construido al exterior. La obra se llevó a cabo a principios del siglo XVIII, bajo el patrocinio del undécimo marqués de Moya y octavo duque de Escalona, don Juan Manuel Fernández López Pacheco (1648-1725). Es tradición que en el vaciado de la peña intervinieron canteros vascongados, que también levantaron la casa del


La Cueva Santa del Cabriel

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En la Serranía de Cuenca existen tres santuarios marianos vinculados a cavidades subterráneas: la Virgen de Tejeda (de la que ya hemos hablado), la Virgen de Altarejos y la Cueva Santa del Cabriel, también conocida como Cueva Santa de Mira o Cueva Santa de Fuencaliente, por la antigua aldea a la orilla del río hoy sumergida por el pantano de Contreras. De las tres, la Cueva Santa es la única que ha conservado su original esencia de santuario subterráneo, sin ninguna  construcción que lo desfigure o civilice. Sobre el valle cerrado del Cabriel, abierta a poca altura en la pared de un farallón orientado a poniente, la boca es un largo y estrecho corredor ampliado a pico. Por él se accede a una amplia y alta sala, aproximadamente circular, de unos 20 metros de diámetro. De ella parten varias cortas galerías y gateras que generan otro par de pequeñas salas secundarias, de baja altura. La cavidad, que conserva actividad hidráulica residual, está muy concrecionada y tuvo que