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Mostrando entradas de agosto, 2014


El Castil del Rey

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Cuenta la leyenda que, allá por los años de Érase una Vez, el último rey musulmán de estos contornos serranos fue derrotado por los invasores cristianos. Y cuenta también que antes de partir despojado y humillado ocultó un fabuloso tesoro que era la memoria de su pueblo en lo alto de su más inexpugnable fortaleza, un castillo que no era obra de la mano del hombre, sino que había sido levantado de la osamenta del mundo por los propios djinns . Y cuenta otra leyenda que el rey  moro había tenido amores en su juventud con la reina de los djinns , cuando en la noche de San Juan (en una noche de San Juan cada cien años, con Najwa al-Uzza sobre el nadir y entre los cuernos del Creciente) había atisbado a la dríade fuera de su palacio subterráneo de mil columnas, lavando sus cabellos en las raudas del Cabriel. Allí la llamó por su nombre, la besó y arrojó a la espuma la diadema maldita. Años después, cuando su amado partía al exilio para no volver, la Dama (a la que el rey había


La Travina Juana

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Una de árboles singulares. Ésta es la Travina Juana, en la antigua aldea (hoy despoblada) de Cañada Pastores, término de Alpuente (Valencia). Nos topamos con ella el pasado mes de julio en una movidita ruta localizando viejos límites del concejo de Teruel allá por el siglo XIII. Mira que tenemos sabinas bien hermosas en Cuenca (que si la Gorda, la Retratá, la de Val de la Sabina...), y mira que he llegado a conocer ejemplares enormes de e ste árbol en Soria, en Molina, en Teruel... En el Rincón de Ademuz, en la Puebla de San Miguel, hay algunas sabinas de primer premio. Pero nada de lo visto hace sombra a este monstruo de la Naturaleza. Además ha crecido perfectamente proporcionada y está sanota y recia, lista para otros mil años más, por decir algo. Y con historia. Como podrán contar el señor Agustín y su encantadora esposa, en la vecina Cuevarruz, a los pies del árbol fue prendido allá en la primera mitad del siglo XIX el famoso bandolero Pijetas, especie de Robin Hood


El Castillo del Saladar (Pajaroncillo)

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O también Castillo de las Hoyas, del Cañizar, de Pajaroncillo... que todos esos nombres recibe. La Serranía de Cuenca, como las vecinas de Molina y Albarracín, se prodiga bastante en estos cerros-torre de arenisca rodena, auténticas fortalezas naturales, ocupados desde época inmemorial y habitualmente sitios espectaculares por su ubicación y perspectivas. Éste de Pajaroncillo es de los más conocidos, sobre todo por su impactante estampa desde el valle del Cabriel y la  carretera nacional, desde la que no puede pasar desapercibido y ofrece su imagen habitual, que no incluyo aquí por ya muy manida. El lugar tiene un continuo de ocupación que incluye Bronce Medio, Hierro I y II y una amplia secuencia medieval. A los pies del peñón, auténtica acrópolis castreña, se delimita un amplio despoblado. En la cima, que se estructura en tres plataformas, se conservan restos de fortificación medieval y tres aljibes circulares, de época imprecisa. La perspectiva desde la plataforma superi


Las canteras de mármol de La Cierva

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En las proximidades de Cuenca, el mármol (o jaspe, como aparece en los documentos de época) se extraía históricamente de tres canteras: La Parra de las Vegas, Buenache de la Sierra y La Cierva. Las tres sobre caliza jurásica, entregaban un mármol de tonos rojizos, desde un color crema hasta un bermellón muy intenso. Su gran siglo fue el XVIII, en el que se explotaron para varios proyectos en la ciudad y especialmente en su principal monumento: la Catedral, donde se conservan  magníficas obras suntuarias realizadas con mármoles de estas canteras, como la capilla del Sagrario o el Altar del Transparente. Las Canteras de La Cierva cortaban veta a lo largo del barranco así llamado, de las Canteras, a dos kilómetros al sur del núcleo de población. Conservan restos importantes de la actividad, así como un buen número de piezas ya desbastadas pero nunca entregadas, como grandes piezas de sillar y, sobre todo, enormes fustes de columnas que nunca llegaron a destino. Desde aquí, las


La Casa del Verdugo

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  Una de las casas populares más encantadoras de la vieja Cuenca. No es que la foto esté torcida, sino que a la casa no le queda una pared o una solada derecha, a guisa de un Gabinete del Doctor Caligari, pero a la conqueña. Quizás la estructura de entramado original sea del siglo XVI, pero de endeble construcción y mal cimentada sobre echadizo todavía más antiguo, con lo que nunca se ha estado quieta. A diferencia de sus vecinas, que cayeron o fueron derribadas en la debacle del barrio del San Miguel de principios del siglo XX, la vieja Casa del Verdugo fue apuntalada, enderezada, empentada y vuelta a enderezar en una sucesión de añadidos y puestas al día, incluido el inexcusable excusado volado de finales del XIX. Fluctuat nec mergitu r.